30 de octubre de 2023 , Autopista, Jordi Moral
Sí, es evidente. El exceso de velocidad es uno de los principales factores de riesgo en la siniestralidad en carretera y un problema muy importante también en las ciudades, donde los usuarios más vulnerables, como peatones, ciclistas o usuarios de vehículos de movilidad personal, padecen las consecuencias en primer grado. Pero, no lo ocultemos, también se ha convertido ya desde hace años en una de las principales fuentes de recaudación, tanto de la administración central a través de la DGT, como de los ayuntamientos.
Dos nuevos informes así lo acreditan. Según publicó la semana pasada AEA, el Ayuntamiento de Madrid ha impuesto ya en los primeros 6 meses del año nada menos que 1,37 millones de multas de tráfico, por un importe total de recaudación de casi 180 millones de euros. Mientras, un estudio de DVuelta advertía también este año que las 10 mayores capitales de provincia de España recaudan cada año más de 360 millones de euros en multas, llegando incluso a poner hasta más de 100 euros de media en sanciones por cada vehículo que tienen censado. Casi nada.
Estas cifras son realmente impactantes, teniendo en cuenta que la DGT, apuntando a una población de más de 47 millones de habitantes y de más de 35 millones de coches en parque de circulación, recauda al año más de 507 millones de euros en multas, de las que 2 de cada 3 corresponden a una denuncia por exceso de velocidad. Como podemos comprobar, realmente la presión recaudatoria es mucho más elevada en las ciudades, teniendo en cuenta su menor parque automovilístico.
De hecho, el problema de tal cantidad de multas ha llegado incluso a colapsar los sistema de recaudación de muchos pequeños ayuntamientos, que se ven ya incapaces de tramitar en tiempo tantas sanciones de tráfico. En este sentidlo, el ayuntamiento de Es Migjorn, en las Islas Baleares, ha planteado ya abiertamente incluso la necesidad de tener que externalizar el servicio de recaudación de multas que captan sus radares: con apenas 1.370 habitantes, no tiene personal suficiente para tramitar las más de 20 multas diarias que ponen. De hecho, este año y hasta el 26 de junio, habían impuesto ya nada menos que 1.140 multas de velocidad. Inasumible para este consistorio.
Y es que, aprovechando la nueva Ley de Tráfico de la DGT que ha impuesto nuevos límites de velocidad de solo 20, 30 ó 50 km/h en función al tipo de vía, los ayuntamientos están realmente haciendo caja con las multas de velocidad. Especialmente con una nueva técnica de radares rotatorios que ya están empleando muchas autoridades municipales. Pero, ¿en qué consisten exactamente?
Se trata de nuevos aparatos de radares portátiles comprados por los ayuntamientos y que las policías municipales de los municipios emplean sin ubicar en sitios fijos, sino rotándolos por calles de las localidades para vigilar los excesos de velocidad. Ubicados en distintas localizaciones diferentes en función a los días, mucha imágenes ya se han viralizado en redes sociales constatando la ocultación de este tipo de radares tras contenedores de basura, tras marquesinas de autobuses, en coches camuflados, en trípodes escondidos o incluso tras señales de tráfico o farolas
Muy comunes, ya hay incluso ayuntamientos que publicitan este tipo de radares, incluso informando de dónde pueden estar situados aunque sin dar fecha y hora exacta, y advirtiendo de que pueden estar ubicados en cualquier emplazamiento de la ciudad. El último caso lo hemos conocido del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, en la Comunidad de Madrid, que acaba de anunciar la compra de tres nuevos radares que “se instalan de forma rotatoria en distintos puntos, con el fin de seguir controlando el número de accidentes, ante el crecimiento de población que ha experimentado Boadilla en los últimos años y los nuevos accesos que hay en el municipio”.
El ayuntamiento también informa que “uno de los radares se coloca de manera alternativa en las casetas instaladas en las avenidas Infante D. Luis, Miguel Angel Cantero Oliva y Montepríncipe. Los dos radares móviles, por su parte, se pueden instalar en las cabinas de Manuel de Falla y Playa Formentor, y también de forma aleatoria en cualquier zona del municipio. Este radar se emplea especialmente en los puntos de mayor peligrosidad, donde habitualmente se superan los límites de velocidad establecidos”, concluye el comunicado del municipio.