02/09/2025, autonomosyemprendedor.es, Jaime Rodríguez
- La recaudación por multas en las grandes ciudades ya iguala al impuesto de circulación
- Repartidores, técnicos o comerciales, los más afectados
- Los autónomos, convertidos en el "cajero automático" de los ayuntamientos
- La movilidad urbana, convertida en una trampa de sanciones
- La seguridad vial queda relegada a un segundo plano ante la voracidad recaudatoria
Un millón de autónomos que dependen del coche o la furgoneta para trabajar (repartidores, técnicos de reparación, comerciales, transportistas…) están en el centro de la presión recaudatoria de los ayuntamientos. Un informe alerta de que las multas de tráfico en las 10 mayores ciudades españolas generan ya tantos ingresos como el propio impuesto de circulación, alcanzando casi 400 millones de euros en cada concepto.
Según este estudio de Dvuelta, solo en 2025 las principales capitales españolas recaudarán 836 millones de euros sumando sanciones, impuesto sobre vehículos de tracción mecánica y grúa municipal. Madrid encabeza la lista con 356 millones, de los cuales más de 208 proceden de multas. “Los ayuntamientos han transformado el uso del vehículo en una herramienta fiscal, ya que los ingresos por multas igualan los del impuesto de circulación. Y los autónomos son los principales afectados”, señaló a este diario Pedro Javaloyes, autor del informe.
Se calcula que al menos un millón de trabajadores por cuenta propia utiliza el vehículo como herramienta imprescindible para su actividad diaria. Pues bien, dichos autónomos, en palabras de Javaloyes, afrontan una “doble imposición flagrante”: por un lado el impuesto obligatorio, y por otro, un sistema sancionador convertido en recurso estructural de financiación municipal" a costa de los profesionales que necesitan el vehículo para trabajar y moverse a diario.
La presión recaudatoria no es uniforme, pero sí generalizada. Madrid recauda 3,5 veces más que Barcelona y casi la mitad de lo que ingresa la DGT en toda la red de carreteras. Bilbao, con un aumento del 51,6% respecto al año anterior, se convierte en la ciudad que más incrementa sus ingresos por sanciones, superando los 18 millones de euros.
La recaudación por multas en las grandes ciudades ya iguala al impuesto de circulación
Una de las conclusiones más llamativas del estudio es que las 10 capitales obtendrán en conjunto en 2025 prácticamente la misma cantidad por sanciones que por impuesto de circulación: alrededor de 400 millones de euros en cada caso. Este equilibrio, según Dvuelta, demuestra que las multas han dejado de ser una herramienta de corrección de conductas para transformarse en un ingreso ordinario de los consistorios.
“Quienes necesitan su vehículo cada día para trabajar afrontan una doble imposición compuesta por el IVTM, obligatorio para todos los propietarios, y unas sanciones que prácticamente actúan como un segundo impuesto”, subrayó Javaloyes.
Repartidores, técnicos o comerciales, los más afectados
El impacto se deja notar sobre todo en las profesiones que no pueden evitar el tráfico urbano. Repartidores, técnicos de asistencia o comerciales se encuentran obligados a circular y aparcar en zonas restringidas, a menudo bajo una fiscalización creciente. En palabras de Javaloyes, “más de un millón de autónomos constituyen el ‘blanco ideal’ de los ayuntamientos”.
El informe confirma que la presión no solo se mide en cifras absolutas. Si se analiza la recaudación por habitante, Palma de Mallorca lidera el ranking con 134,9 euros al año, seguida de Bilbao y Madrid, que superan los 100 euros.
Los autónomos, convertidos en el "cajero automático" de los ayuntamientos
Uno de los datos más llamativos es la recaudación media anual por vehículo censado. En Bilbao cada coche deja 210 euros de media al año en multas, impuesto de circulación y grúa, mientras que en Madrid son 182,7 euros, en Palma 170,2 y en Barcelona 145,6. El cálculo elimina el sesgo del tamaño del parque móvil y refleja cuánto “aporta” de media cada vehículo a las arcas municipales.
Este indicador muestra que los ayuntamientos han encontrado en la movilidad urbana una fuente de recursos constante. Los pequeños negocios de los autónomos están siendo penalizados mucho más que el resto, a pesar de que sus desplazamientos son esenciales para la actividad económica local.
Y la proliferación de tecnologías de control ha disparado la eficacia sancionadora. Cámaras, radares y sistemas de lectura automática de matrículas permiten sancionar en tiempo real. A esto se suman las Zonas de Bajas Emisiones, los carriles exclusivos y las restricciones horarias, que multiplican las oportunidades de sanción.
El caso de Bilbao es ilustrativo: la ampliación de la OTA [zona de regulación horaria] y la implantación de la ZBE [zona de bajas emisiones] han generado el mayor crecimiento porcentual en ingresos por multas de todo el país. Valencia también destaca con un incremento superior al 27%.
La movilidad urbana, convertida en una trampa de sanciones
Los ayuntamientos justifican este despliegue bajo argumentos de seguridad vial y sostenibilidad, pero el informe cuestiona que esas finalidades sean la prioridad. Los ayuntamientos han convertido la movilidad urbana en una trampa repleta de sanciones, aseguró Javaloyes. Bajo la apariencia de políticas medioambientales o de protección al tráfico, lo que predomina es la “lógica recaudatoria”.
Las cifras lo refuerzan: la recaudación crece año tras año, mientras que la prevención de accidentes no registra mejoras equivalentes. Según el experto, “es evidente que el objetivo principal es recaudar más y no proteger la circulación ni el medio ambiente”.
La seguridad vial queda relegada a un segundo plano ante la voracidad recaudatoria
La serie estadística de Dvuelta insiste en la falta de transparencia en la gestión de los ingresos y en la ausencia de campañas informativas eficaces. La opacidad en la aplicación de las sanciones, sumada a la densidad de los controles, alimenta la sensación de que el discurso oficial sobre la seguridad tiene un peso secundario frente a la recaudación.
En el caso de los autónomos, esta situación agrava aún más su vulnerabilidad. Los desplazamientos son inevitables para la mayoría de sus actividades, y la acumulación de sanciones puede suponer una carga difícil de soportar.
Y la tendencia, según el propio informe, seguirá en aumento:la extensión de las Zonas de Bajas Emisiones, la modernización de radares y, en general, la sofisticación de sistemas de control, auguran un escenario de recaudación creciente en los próximos años.