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¿Sabías que con una de estas enfermedades no puedes conducir?

19/05/2023

En España, existen ciertas enfermedades que pueden llevar a la pérdida del carnet de conducir. Estas patologías son consideradas de riesgo para la seguridad vial, ya que pueden afectar la capacidad del individuo para conducir de manera segura.

La DGT ha elaborado un listado de enfermedades con las que la conducción es muy peligrosa, y si un conductor circula con estas dolencias se le puede retirar el carnet de conducir.

Tráfico engloba estas enfermedades en nueve categorías principales: cardíacas, vasculares, endocrina, psiquiátricas, neurológicas, digestivas, respiratorias, oncológicas, crónicas y degenerativas. A continuación te explicamos cada una de ellas:

Enfermedades cardíacas

Las enfermedades cardíacas graves, como insuficiencia cardíaca, arritmias significativas o enfermedad coronaria no controlada, pueden resultar en la pérdida del carnet de conducir. Los médicos especialistas evalúan cada caso de manera individual y determinan si la persona es apta para conducir o no.

Enfermedades vasculares

Aquellos conductores con disección o aneurisma de grandes vasos no tienen permiso para sacarse el carnet de conducir o renovarlo, a no ser que dispongan de un informe realizado por su médico especialista que le confirme si es apto para conducir o no.

Enfermedades endocrinas

Hipotiroidismo, paratiroides o diabetes. En el caso de las personas con diabetes, la pérdida del carnet de conducir dependerá del grado de control de la enfermedad y de si se presentan episodios de hipoglucemia o pérdida de conciencia. Aquellos conductores que experimenten estas complicaciones podrían enfrentar restricciones o incluso la suspensión de su permiso de conducción.

Enfermedades psiquiátricas

En este apartado la DGT recoge: Demencia y trastorno de ansiedad, trastorno de la personalidad, depresión, trastorno del sueño, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno del desarrollo intelectual, entre otras. Algunos trastornos psiquiátricos graves pueden llevar a la suspensión del carnet de conducir o impedir su renovación. Aquí también se evalúa el estado clínico de la persona y su capacidad para manejar situaciones de estrés o mantener la concentración necesaria para conducir.

Enfermedades neurológicas

Las enfermedades neurológicas que afectan la capacidad motora o cognitiva, como el Parkinson, la esclerosis múltiple o la demencia están contempladas en esta clasificación. En estos casos, se evalúa el grado de deterioro y se toma una decisión basada en el riesgo potencial para la seguridad vial.

Las personas con epilepsia que tienen convulsiones recurrentes pueden perder su capacidad para conducir con seguridad. Para poder recuperar el carnet o renovar el mismo, es necesario demostrar un control adecuado de las convulsiones durante un periodo de tiempo determinado, establecido por las autoridades de tráfico.

Enfermedades digestivas

Tráfico puede retirarte el carnet de conducir o impedir que lo renueves si te has sometido a un trasplante renal o padeces nefropatía con diálisis.

Enfermedades respiratorias

La apnea del sueño y la disnea permanente en reposo o de esfuerzo leve imposibilitan para conducir en las condiciones adecuadas de seguridad.

Enfermedades oncológicas

Los pacientes oncológicos estaban obligados a actualizar su carnet de conducir cada tres años y hacerlo siempre acompañado de un informe médico del especialista. La homologación con el resto de los conductores llegaba cuando se cumplían los 10 años en remisión completa. La aprobación del derecho al olvido oncológico acabará con esta desigualdad, y podrán renovar el carnet cada 10 años hasta los 65 años y cada 5 después de esta edad como el resto de conductores.

Enfermedades crónicas y degenerativas

La DGT engloba en esta categoría a las personas que padezcan Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica, temblor esencial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, distrofia muscular, osteoporosis, parkinson o artritis reumatoide.

Es importante destacar que cada caso es evaluado individualmente por los médicos especialistas y las autoridades de tráfico, teniendo en cuenta el riesgo potencial que estas enfermedades puedan representar para la seguridad vial.